Marcos lo revela como el siervo de Dios. La obra de Jesús siempre tuvo un propósito más amplio, un punto claramente resumido en San Marcos 10:45, "Porque ni siquiera el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos". Marcos llenó su evangelio con los milagros de Jesús, ilustrando una y otra vez tanto el poder como la compasión del Hijo de Dios. En estos pasajes, Marcos revela más que Jesús como el buen maestro que ofrecía a las personas renovación espiritual; el libro también retrata a Jesús como el verdadero Dios y el verdadero hombre, llegando a la vida de las personas y efectuando cambios físicos y circunstanciales. Pero la vida de Jesús como agente de cambio no carecía de un propósito fundamental. En medio de su ministerio práctico, Jesús señaló constantemente la forma definitiva en que serviría a la humanidad: su muerte en la cruz y su resurrección de entre los muertos. Es solo a través de la fe en estas obras de Jesucristo que los seres humanos encuentran la redención eterna para todo su ser. Además, Jesús se convierte en nuestro modelo de cómo vivir nuestras vidas, sirviendo a los demás como Él lo hizo.

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